PATRIMONIO INDUSTRIAL EN TALLERES CAMARGO DIESEL S.R.L.
Desde comienzos de 2015 en que se
produjo casi por casualidad la posibilidad de adquirir un antiguo motor Inglés
marca Crossley Brothers, que iba a ser desmantelado y convertido en chatarra se
nos despertó una pasión que llevábamos dentro. Nos propusimos llevar adelante a
cualquier costo y hasta desafiando nuestras posibilidades económicas y de
espacio físico, la recolección, reparación y restauración de motores y maquinas
antiguas.
Recuperar del abandono y
destrucción este primer motor nos puso en evidencia 2 cosas:
1. La
inexistencia de organismos públicos y privados que frenen y preserven esos
bienes solo hasta ahora protegidos por algunos pocos coleccionistas privados.
Si se hace un esfuerzo para preservar edificios industriales para realizar en
ellos museos y salas de concierto, como por ejemplo La Usina del Arte, pero no
se conservó su contenido.
Es loable la
tarea que realizan los Ferro clubes con la recuperación de material ferroviario.
El museo aeronáutico de Morón con nuestro pasado aéreo. El Zoo Luján con su
amplia colección de tractores y camiones. El club IAME que agrupa a
coleccionistas de material producido por las Industrias Aeronáuticas y
Mecánicas del Estado, entre otros. Pero no hay muchos recuperadores de motores
estacionarios de combustión interna y de vapor.
2. Es
preocupante ver como esos motores y máquinas de nuestro patrimonio industrial
desaparecen producto de la venta de ellos especialmente para hacer espacio en
los distintos establecimientos y renovar
por nuevas tecnologías esas preciosas maquinas que debieran conservarse aunque
en un número limitado para la historia y la arqueología industrial. Sin contar
todo lo que ya se perdió irrecuperablemente, prueba de ello es lo casi imposible
de conseguir alguna antigua máquina de vapor estacionaria.
Tomando cuenta
de ello nos pusimos rápidamente a la búsqueda de estos objetos que aún
quedaban, ayudo mucho internet, pudimos a través por ejemplo de Mercado libre
acceder a usuarios de algunos motores que pudimos comprar casi por su valor en
hierro (a precio de fierro, como dicen los chatarreros, que es su valor para la
fundición). Después que adquirimos varios
y publicando su reconstrucción y restauración o puesta en valor en Facebook
hubo seguidores de nuestra actividad que colaboraron en indicarnos donde podía
haber algún motor a precio accesible (dado nuestro bajo presupuesto) para
adquirir. Muchas personas nos donaron gentilmente motores, máquinas, objetos
industriales antiguos, herramientas, catálogos, libros y manuales.
Entre tantos
colaboradores, desinteresados económicamente, pero guiados por la pasión de su
profesión, Diego Eguren un arqueólogo
industrial que se acercó, vio nuestra colección y nos hizo ver varias cosas que
en nuestra poca experiencia académica no tomamos en cuenta:
1. La
existencia también de un patrimonio cultural inmaterial, que son las
expresiones, técnicas, metodologías, tradiciones, usos, maneras de trabajar que
se transmitían en muchos casos de generación en generación, costumbres y
tradiciones. El entender que no solo está
el recurso material que sería el objeto, motor o máquina, sino también el
recurso inmaterial que es la historia del recurso material, como y porque se
hizo, quienes y como lo reparaban, para que y como lo usaban, como se
instalaba, las dificultades de cada época para su construcción, etc.
2. La
importancia de llevar un listado y una ficha de cada uno y ordenar toda la
información, manuales y guías. Y preservar la información y documentación para
futuras generaciones.
La importancia
del patrimonio inmaterial nos preocupa de sobremanera porque el recurso
material es más fácil de proteger, el objeto físico esta, pero el recurso
inmaterial lo debemos escribir mientras lo recordamos y podemos estar en
contacto con gente que lo vivió. Si no lo escribimos y publicamos se pierde con
nosotros y aquellos que lo protagonizaron y será muy difícil reconstruirlo,
porque muchas técnicas de uso y fabricación no están siquiera escritas en
libros. De hecho muchos fabricantes escondían sus secretos de fabricación y
solo se conocían tiempo después y no se publicaban.
Nos llamó la
atención a medida que avanzábamos en la recolección de piezas y motores la
cantidad de fabricantes nacionales que hubo, especialmente entre las décadas de
1940 y 1980, ya todos desaparecidos por desgracia, en las distintas crisis
económicas y aperturas de importaciones. Lo más llamativo de todo es que salvo
excepciones casi ningún motor era copia o licencia de algún motor extranjero,
la mayoría eran diseños propios y que cumplieron muy bien con su misión.
Marcas como IAME,
Diar, Lancaster, Bosio ABH, Moschini, Villa, Talleres Freire, Bounous Trenton y
muchas otras fueron emblemáticas en establecimientos rurales e industriales de
nuestro país y que nos comprometemos en no solo mostrar sus productos sino
también el patrimonio cultural inmaterial asociado a ellas.
yo siempre los veo en sus restauraciones que publican por facebook, aprendo y recuerdo soy un tipo grande y del interior haber visto los motores que ustedes restauran y vuelven a la vida
ResponderEliminarFelicitaciones por el inmenso y meritorio trabajo que llevan a cabo!!
ResponderEliminarPude conocer al fabricante de motores diesel monocilindricos,(1lde cilindrada), amigo y empleador de quién fuera posteriormente el creador de los motores Diar. Los motores Aries tenían válvula de asiento plano, la tapa no llevaba junta y cuando conocí a su creador estaba modificando las válvulas de escape para hacerlas más aerodinámicas. Además ya tenía un modelo que trabajaba con gas licuado.
ResponderEliminarnecesito tapa de cilindros de motor LANCASTER , no se donde conseguirla
ResponderEliminarHola, conoces como era el nombre del dueño de Diar, estoy tratando de conocer algo mas de su historia, gracias
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